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Mostrando las entradas de noviembre, 2017

Calavera de la coma

La coma llora angustiada sentada en su taburete, pues de tanto estar ausente la confunden con finada. Llora muy amargamente, “¡Si supieran que hago falta! Sin mí un texto no se entiende, no importa cuánto se le haga. “Sin mí no hay como llamen a quien le digan ‘amigo’, pues a menos que señalen habrán de usar vocativo. “Y ni hablar del hacer listas o de cuentas numerosas, que na’ más por mí son vistas ordenadas cuidadosas “y no mole tumultuosa que no tiene clara vista, porque aún siendo optimista, no se entiende alguna cosa” ¿Y a qué se debía el drama tan patético del signo? A que temprano le vino la visita inesperada de la señora de muertos, la muy temida calaca, quien se le plantó a la cara y le dijo, con un dejo de contento en sus palabras: “Lo siento, coma mi amiga, pero apareciste en lista en esta, tu hora más mala, “y pues de otra no me queda más que llevarte encantada a pasearte entre las almas que guardo yo, bodeguera “de tantas me